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Estrategia naval 2050
Capitán de Navío (r) Hugo de la Rocha Marie

REVISTA DE MARINA | N° 1 2022

RESUMEN:

El tiempo, las amenazas y los avances tecnológicos existentes obligan a los estrategas navales a rediseñar con cierta frecuencia la composición de sus fuerzas al igual que sus métodos de empleo. El presente artículo proyecta esta estrategia hacia el año 2050.

INTRODUCCIÓN:

Nuestra historia marítima naval está inmersa en un sinfín de grandes hazañas de hombres de mar, que desde tiempos del Incario se atrevieron a conocer el océano que bañaba sus costas extendidas desde la desembocadura del río Angasmayo, en Colombia, hasta la del río Maule, en Chile, más de 5700 kilómetros, en expediciones que deberían ser estudiadas a profundidad.

Estas costas fueron siempre amenazadas y, a la vez, testigos de la conquista española, de la ambición de piratas y corsarios ingleses en época virreinal sobre la ruta de la plata, que se extendía desde las minas de mercurio de Huancavelica hasta Potosí, y luego se enrumbaba hacia Panamá, en donde, tras cruzar el istmo, se transbordaba en Portobello, en la costa atlántica, a galeones que llevaban el oro y plata del Perú a España. Las costas presenciaron a flotas holandesas y francesas con afanes de conquista, el desembarco del Ejército Libertador en Paracas y, por supuesto, el del Ejército invasor de Chile después del holocausto de Angamos, lo que conllevó, como resultante de no estar preparados política y materialmente, a la disminución de su longitud.

La razón histórica es que desde nuestra independencia fuimos gobernados por élites caudillistas que llegaron al poder aprovechando la falta de unión cívico-militar de políticos y sus múltiples intereses personales y de grupos, así como por la falta de educación de una población mayoritariamente analfabeta y empobrecida y esclavizada desde épocas coloniales.

Estos gobernantes no tuvieron la visión de desarrollar un país privilegiado en riquezas naturales y menos de protegerlo de las amenazas existentes, excepto por unos pocos que con criterio de estadistas supieron valorar la importancia de nuestras costas y decidir el desarrollo temporal de una Marina de Guerra adecuada para defenderla.

Tampoco la Marina de Guerra, quizá por respeto a las Constituciones vigentes de entonces, esgrimió planes capaces de interesar al Ejecutivo en programas de desarrollo de las Fuerzas Navales que obedecieran a una estrategia naval inexistente.

Las adquisiciones, salvo contadas excepciones, optaron por unidades navales de segundo uso. Y cuando se tuvieron nuevas adquisiciones, algunas fueron de prototipos diseñados por personal entusiasta que en el corto tiempo devinieron en obsoletas.

Las unidades navales están compuestas de equipos y sistemas que deben pasar por rigurosas y constantes inspecciones. Las partes que se desgastan deben reemplazarse por nuevas. Mientras tanto, para mantener su mejor alistamiento operativo deben ser mejoradas con nuevas tecnologías nacionales o extranjeras.

Nos encontramos en un ciclo en el cual debemos reemplazar varias de las unidades navales por haber alcanzado el tope de su vida remanente.

Sería muy conveniente que para solicitar presupuestos para nuevas adquisiciones se haga un análisis profundo que incluya a todos los sectores del Estado, y luego se desarrolle la estrategia naval apropiada para el cumplimiento de las diferentes tareas específicas derivadas de nuestra realidad marítima y del cumplimiento de la misión constitucional, con un horizonte inicial al 2050. Por el avance constante de la tecnología, esta estrategia naval deberá ser dinámica.

La promulgación de la Política Nacional Marítima, y, como consecuencia, la creación de la Comisión Multisectorial de la acción del Estado en el ámbito Marítimo (COMAEN), puede ser una excelente oportunidad para desarrollar una estrategia naval inexistente.

La historia y los avances tecnológicos en el sector defensa deberán ser tomados en consideración para establecer la estrategia naval, teniendo siempre presente que el dominio marítimo se origina en las bases y estaciones de la costa y no en altamar, y que protegiéndola adecuadamente se mantiene la operatividad de las Fuerzas de Tareas Navales.

Esto nos orienta a escoger las estrategias navales formuladas por el historiador naval norteamericano Alfred Mahan: la estrategia costera para defensa del litoral, la estrategia naval oceánica para el control de océanos y mares, y la estrategia naval global con enclaves territoriales negociados. En esta última, la construcción de bases navales y aeropuertos servirá para dotar a las unidades navales existentes con Fuerzas de Despliegue Rápido.

Por historia y de acuerdo con nuestra misión constitucional, pensamos que la estrategia naval costera sería la más conveniente de ser adoptada.

El diseño se iniciaría cuando la Inteligencia presente a Operaciones las amenazas presentes y futuras a los diferentes sectores estratégicos nacionales relacionados con el mar. Con esa información empezará el trabajo dinámico del diseño de la estrategia costera a seguir.

Para esto, el Sistema de Inteligencia Naval deberá tener las mejores fuentes de colección de información existentes, teniendo en consideración que ahora se puede observar la Tierra prácticamente en tiempo real, incluyendo océanos y mares. Además, existen sistemas que identifican el tráfico marítimo con o sin identificadores satelitales (AIS), dispositivo que por disposición de la Organización Marítima Internacional (OMI) todos los navíos, a excepción de los buques de guerra, deben tener permanentemente encendido para conocer su posición e intenciones; apagarlo es indicios de delito.

Una Dirección de Contrainteligencia como parte de la Contrainteligencia Nacional será imperativa en todos los sectores.

También tendrá que desarrollar el potencial de la Ciberinteligencia para conocer intenciones que puedan afectar al Estado, y neutralizarlas o destruirlas con las Fuerzas de Tarea establecidas.

De igual modo, serán imprescindibles Sistemas de Guerra Electrónica en todas las frecuencias del espectro electromagnético.

Esta estrategia costera determinará el tipo de Fuerzas Navales necesarias para el cumplimiento de las tareas específicas, pensando que lo más aparente sería analizar la conveniencia de desarrollar lo siguiente:

  1. Una Fuerza de Submarinos poderosa para la región. Esta Fuerza siempre será vital. Su sola presencia disuasiva intimidará cualquier intención belicista contra nuestras costas. La avanzada tecnológica satelital permite detectar submarinos cercanos a superficie o cometiendo indiscreciones diurnas o nocturnas. Algoritmos de predicción existentes pueden identificar sus zonas de operaciones.
2. Una Fuerza de Guardacostas con Patrulleras de Costa dotadas de alta tecnología, que será la responsable del control de las amenazas que afectan en forma constante al Estado, como la pesca ilegal (que depreda constantemente nuestro mar sin que tengamos al presente intenciones de neutralizarla), el narcotráfico (que usa en más del 90% el tráfico marítimo para el traslado de drogas), la protección de explotación petrolera, el contrabando, el tráfico de personas, los derrames de petróleo, las embarcaciones perdidas, etc.
3. Una Fuerza de Aviación Naval dotada de aeronaves de ala fija y rotatoria y de aviones no tripulados (UAV), desarrollada para conducir operaciones de ataque y de apoyo, antisubmarinas, de guerra electrónica, de apoyo directo a unidades de Infantería de Marina, Fuerzas Especiales, Guardacostas y de Servicio de Apoyo a Bases y Estaciones. Estas aeronaves podrían también operar desde pistas de aterrizaje con el soporte logístico necesario en zonas preestablecidas de la carretera Panamericana.
  1. Una Fuerza de Infantería de Marina de Despliegue Rápido para todo tipo de Operaciones Tácticas Terrestres, incluyendo la Defensa de Puntos Críticos en la costa. La invasión de Rusia a Ucrania está demostrando la fragilidad de los vehículos militares de toda clase, producto de la tecnología antitanque portátil existente. Los vehículos tipo todoterreno y motocicletas serán invalorables.
  1. Una Fuerza de Operaciones Especiales de alta tecnología para la conducción de Operaciones Estratégicas.
  1. Una Fuerza de Superficie con unidades navales tipo multirrol complementada con unidades de superficie y aéreas no tripuladas (USV) artilladas de alta maniobrabilidad, velocidad y autonomía, con capacidades de guerra antisubmarina, guerra electrónica y guerra antiminas, apoyada por sistemas de misiles y cohetes inteligentes tierra-superficie instalados en camiones o puntos críticos de la costa. – Las unidades multirrol apoyarían las tareas de la Fuerza de Guardacostas.
  • Las unidades multirrol y los USV podrían ser construidas en el SIMA.
  • Un destacamento de misiles móvil tierra-superficie dotado de misiles y cohetes inteligentes (alcance de 300 km con observador aéreo contra blancos navales en movimiento, de costo unitario y mantenimiento comparativo menores al de un misil).
  • Unidades navales de apoyo y de servicio de apoyo al combate y a desastres naturales, también construidas en el SIMA.

7. Una Fuerza de Ciberdefensa para detectar, neutralizar y destruir ataques cibernéticos a la Marina de Guerra y a organismos del Estado. El desarrollo de esta Fuerza deberá ser considerada prioritaria.

  1. Una Dirección de Educación y Entrenamiento para la educación y capacitación del personal en las diferentes áreas de las ciencias navales con el empleo de simuladores tácticos.
  1. Una Dirección de Investigación y Desarrollo para el desarrollo tecnológico de sistemas y equipos para ser utilizados por las Fuerzas Navales.

10. Un Sistema Logístico de Apoyo inmediato será imprescindible.

11. El desarrollo de una flota mercante multiuso construida en el SIMA e integrada a un Plan de Movilización.

12. Un Plan de Movilización para Embarcaciones Pesqueras integradas a un Sistema de Comando y Control con sonares remolcados de rápida instalación.
  1. Un Sistema de Reservas y Movilización de Personal Especializado.

14. Un Sistema de Salud descentralizado a nivel nacional de alta tecnología, que será imprescindible.

15. Una Dirección de Intereses Marítimos orientada al mantenimiento de la Identidad Naval de la ciudadanía y a la difusión de Acciones Sicológicas a nivel nacional.

Toda esta organización deberá integrarse a una Plataforma de Comunicaciones con un Sistema de Comando y Control Naval de alta tecnología.

Las Fuerzas de Tarea Navales deberán además estar integradas al Comando y Control del Teatro de Guerra, Conflictos y Emergencias.

El costo del Plan de Adquisiciones de una estrategia naval costera podría ser financiado con un Plan de Acción Psicológica diseñado para la obtención de los presupuestos necesarios a través de personal naval seleccionado, con objetivos puntuales, en el marco de las relaciones humanas.

Porcentajes del PBI y de los cánones regionales existentes, así como una retención convenida con las empresas mineras del 10% de las exportaciones de oro, plata y cobre, podrían legislarse en beneficio de un Programa de Adquisiciones y Mantenimiento destinados a las Fuerzas Armadas, entre otros.

Es de extrema importancia que el Estado Peruano proteja su soberanía llena de riquezas naturales con unas Fuerzas Armadas muy profesionales y dotadas de alta tecnología.

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