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La calificación para oficiales de Infantería de Marina: Veintiséis años después

CAPITÁN DE FRAGATA CJ ANGELITA HUAPAYA RUEDA

SETIEMBRE 2022 | REVISTA DE MARINA | N° 1 2022

RESUMEN:

El artículo presenta la formación recibida por los integrantes de la Escuela de Calificación para Oficiales en Infantería de Marina año 1993 (ECOIM 93) la cual, a lo largo del tiempo, no ha variado en su esencia y razón de ser un centro de formación de líderes de combate. En la introducción se describe la situación general por la que atravesaba el país y la institución en particular el año 1992, por lo cual se generó una demanda adicional de oficiales y personal especializado en Infantería de Marina. A continuación, se describe el proceso de formación impartido en tres fases, que permitió lograr no solo combatientes especialmente entrenados, sino líderes de combate de las unidades de Infantería de Marina, las mismas que en esencia son tropas de asalto.

INTRODUCCIÓN:

En 1992 éramos cadetes navales de cuarto año de la Escuela Naval del Perú que habíamos ingresado como aspirantes en 1988. La situación en el país se caracterizaba por la hiperinflación y la violencia terrorista que había llegado a su pico más alto. Algunos hechos impactaron en la población, como el asesinato de la lideresa popular María Elena Moyano, el coche bomba que explosionó en la calle Tarata del distrito de Miraflores y la captura de Abimael Guzmán Reinoso, cabecilla de la organización terrorista Sendero Luminoso.
La Marina de Guerra del Perú combatió al terrorismo desde 1983 en las provincias de Huanta y La Mar de la región de Ayacucho, y recuperó el control perdido por el Estado. Posteriormente, desde 1989, la institución asumió el control en el área de responsabilidad del Frente Ucayali (hoy el Comando Operacional Ucayali), que comprende la actual región Ucayali, la provincia de Ucayali de la región Loreto y la provincia de Puerto Inca de la región Huánuco. En 1991 sufrió un duro golpe en el enfrentamiento ocurrido en la provincia de Padre Abad, que cobró la vida de valerosos combatientes, entre estos el teniente segundo Raúl Riboty Villalpando y el teniente segundo Juan José Jordán de Vivero, integrantes de la promoción de nuestros “patrones”1 en la Escuela Naval.
Para controlar el Frente Ucayali, la institución inicialmente envió los últimos destacamentos de Infantería de Marina denominados “Caimán”, que se conformaron para combatir en Ayacucho. Luego se organizaron los destacamentos “Tiburón”, los “Batallones Ligeros de Combate” y los “Batallones Ligeros de Infantería de Marina”. Tanto los destacamentos “Tiburón” como los “Batallones Ligeros de Combate” estaban integrados por oficiales y personal de Infantería de Marina y de otras especialidades navales. Sin embargo, la institución vio por conveniente que los “Batallones Ligeros de Infantería de Marina” tuvieran un componente mayor, tanto de oficiales como de personal subalterno especializado en Infantería de Marina, por lo que se requería calificar una mayor cantidad de personal de ambas categorías.
En 1992 el segundo término académico de la Escuela Naval concluyó en setiembre. Uno de los oficiales del Departamento de Disciplina era el entonces Teniente Primero Carlos Tello Aliaga, nuestro oficial de año cuando éramos cadetes de tercer año, y luego oficial Infante de Marina con experiencia de combate en la zona de emergencia y en el develamiento del motín de delincuentes terroristas en el centro penitenciario El Frontón.
Producido el requerimiento institucional de calificar más oficiales para integrar los “Batallones Ligeros de Infantería de Marina”, a fin de sostener las operaciones en el Frente Ucayali, se autorizó que los cadetes de cuarto año de la Escuela Naval, que voluntariamente eligieran calificarse como Infantes de Marina, adelantaran los cursos propios de la especialidad desde setiembre de 1992, como ya había ocurrido con la promoción que nos antecedía.
Luego de algunas conferencias de motivación a cargo del entonces Teniente Primero Carlos Tello Aliaga, oficial responsable del curso de calificación para cadetes, acompañado de instructores Infantes de Marina que terminaban de calificar a la promoción anterior, 20 cadetes navales de cuarto año, en forma totalmente voluntaria, optamos por la especialidad de Infantería de Marina, inspirados en los más altos ideales, con la firme convicción de hacer frente al terrorismo homicida de Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), organizaciones criminales que representaban serias amenazas a la seguridad nacional, al poner en peligro el Estado de derecho y la vida democrática del país. 

EMPIEZA EL CURSO DE CALIFICACIÓN EN INFANTERÍA DE MARINA

Una vez recibido el uniforme camuflado de selva, las botas de combate y el equipo de campaña completo, empezamos la instrucción al estilo “Infante de Marina” en cuanto a las formaciones, inspección de personal y equipo, desfiles y desplazamientos en general. Nuestro oficial de año, en ese entonces el Teniente Segundo Luis José Polar Figari, hoy Vicealmirante, sonreía al ver a cadetes de cuarto año, que habían estado a su cargo, mostrar más disciplina, porte militar y marcialidad que los propios aspirantes a cadetes navales.

PRIMERA  FASE

El curso de calificación se dividía en tres fases. En la primera se impartían las asignaturas básicas para convertirnos en Infantes de Marina, como entrenamiento físico militar, natación de combate, liderazgo, topografía, tácticas de combate, armas de Infantería de Marina, entre otras. Cómo olvidar el inicio del entrenamiento físico militar o los desplazamientos diversos con las órdenes características dadas por el instructor u oficial alumno al mando, a quien se le denomina “brigadier”:
—¡De frente, paso ligero!
—¡Listos!
—¡Marchen!
—¡Infantería de Marina!
—¡Desde cuándo!
—¡Desde siempre!
—¡Hasta cuando!
—¡Hasta el fin!
El entrenamiento físico militar es imprescindible para la formación del Infante de Marina, realizado con y sin armas, así como las respectivas pruebas de aptitud física mensuales (PAF), consistentes en carrera de cinco kilómetros, barras y abdominales, a las cuales se añadía planchas y cuyos resultados eran incluidos en el promedio de notas de la asignatura. El entrenamiento físico militar desarrolló en nosotros disciplina, resistencia, espíritu de lucha, perseverancia y competitividad.
La natación de combate permite adquirir destrezas fundamentales para el Infante de Marina, que se ponen a prueba bajo circunstancias adversas. En el curso de calificación de la Escuela Naval realizamos diversas pruebas en piscina, como natación en estilo sidestroke2 a diversas distancias, desde 300, 500, 1000 y 1500 metros con y sin aletas; y buceo a pulmón a una distancia de 50 metros. Esta última prueba, denominada “línea de compañeros”, prepara a un grupo de combatientes a compartir un solo tanque de oxígeno bajo el agua y contiene una dura prueba de apnea, para la cual se debe contener la respiración durante 1 minuto y 30 segundos como mínimo en la piscina.
En la piscina del Servicio de Salvamento y Buceo pudimos realizar diversas pruebas, como salto de trampolín con ojos vendados, uniforme, equipo y botas. Esta práctica preparaba al combatiente para situaciones en las que, en caso de caída desde una embarcación navegando en el agua, tenga que liberar equipo y salir nadando con fusil. La asignatura concluía con una natación en el mar con aletas desde la playa ubicada a la altura del Club Regatas Unión en La Punta, hasta la casa de botes de la Escuela Naval. La natación de combate desarrolló confianza en nosotros mismos, destreza en el agua, compañerismo, valentía y habituación al trabajo en equipo. Las clases de liderazgo no solamente nos brindaron los fundamentos teóricos necesarios. Más aún, durante todo el curso de calificación se puso en práctica permanentemente y fue motivo de evaluación constante. Cada semana se designaba en forma rotativa a un oficial alumno “brigadier” y a otro “abanderado” que tenían la responsabilidad de conducir al resto.
La asignatura de topografía permitió aprender a utilizar cartas topográficas, navegación terrestre, diversos tipos de orientación en el terreno, planimetría, altimetría, etc.
Las tácticas de combate iniciaban con las técnicas del combatiente individual, lo que incluye el uso del equipo individual y colectivo, desplazamiento en el terreno, camuflaje y enmascaramiento, búsqueda y designación de objetivos, cubiertas y abrigos, empleo de visión nocturna, puestos de observación y escucha, etc. Luego se pasa a la fase de combate ofensivo terrestre desde el nivel de grupo, pasando por la escuadra, el pelotón y la compañía de fusileros. El combate ofensivo es estudiado en todas sus fases, así como sus respectivas medidas tácticas de control diurnas y
nocturnas.
El curso de armas de Infantería de Marina incluyó el conocimiento de las características técnicas, tácticas y el empleo de armamento menor diverso como pistolas, subametralladoras, fusiles y ametralladoras de diverso calibre. Las destrezas adquiridas fueron montaje y desmontaje de armas, mantenimiento básico de armamento, técnicas de tiro de precisión y de reacción, entre otras.
El conocimiento de las materias de topografía, tácticas de combate y armas de Infantería de Marina nos brindaron la formación básica del infante de Marina, que nos hicieron adquirir destreza técnica y táctica para la conducción de subunidades de combate desde el nivel grupo, escuadra y
pelotón de fusileros.

SEGUNDA  FASE

La segunda fase de la calificación incluía las asignaturas de Entrenamiento Físico Militar II, Tácticas de Combate II, Armas de Infantería de Marina II, Operaciones Anfibias, Comunicaciones de Campaña, Guerra Revolucionaria, Empleo de Explosivos, entre otras.En diciembre de 1992 ya nos habíamos graduado como alféreces de fragata y recibimos nuestros respectivos despachos y cartas de destaque a la Escuela de Infantería de Marina en condición de oficiales alumnos. En consecuencia, nos presentamos a la Base de Infantería de Marina a bordo de las movilidades tipo bus interprovincial que tomamos en la Base Aeronaval del Callao. En este punto se unían en convoy los buses que salían de la sede San Borja del Centro Naval del Perú, del Cuartel Naval Salaverry y de otros puntos, para ir escoltados hasta el cuartel general de la Fuerza de Infantería de Marina, ya que habían sido objeto de un atentado terrorista a la altura del asentamiento humano Mi Perú en 1991.
El entrenamiento físico militar incluía la prueba de resistencia física (PRF), consistente en varios test con equipo de campaña completo y fusil: salto de podios, trepar cabos, pista de fuego y movimiento, evacuación de heridos y carrera de cinco kilómetros, que en la práctica consistía en salir por la puerta principal de la Base de Infantería de Marina, ir hacia la izquierda con dirección a la carretera Panamericana, luego a la derecha hacia el óvalo de Ancón y retornar por la pista colindante a la playa hasta regresar a la base, la cual era conocida como la vuelta de “cañón a cañón”, por los sendos cañones emplazados en la puerta del cuartel.
Asimismo, era indispensable en la formación del Infante de Marina las pruebas de valor como el “salto de la araña”, que consistía en lanzarse desde una plataforma hacia una red hecha con cuerdas a una altura considerable; el descenso tipo rappel3 desde el pozo de agua de la base y el pasaje de diversas pistas de entrenamiento con que se contaban en ese entonces, como la tradicional pista de obstáculos, la pista de confianza, la de esgrima a la bayoneta, y la de fuego y maniobra. Estas experiencias fueron sumamente importantes en nuestra formación, ya que terminaron de forjar nuestro temple, nos ayudaron a superar nuestros miedos, y desarrollaron en nosotros
un alto grado de valor, confianza, destreza y arrojo.
En Tácticas de Combate II se estudiaba el combate defensivo y las operaciones retrógradas. En Armas de Infantería de Marina II aprendimos acerca de las armas colectivas, como ametralladoras calibre 7.62 mm, ametralladoras calibre 0.50”, mortero tipo comando, mortero de 60 mm, mortero de 81 mm, entre otras. En Comunicaciones de Campaña se trataban los fundamentos de los procedimientos y equipos de comunicaciones con que contaba la Infantería de Marina en ese entonces. En Guerra Revolucionaria se trataba de entender el fenómeno subversivo que aquejaba el país, y el empleo de explosivos permitió conocer los fundamentos y el modo de empleo de estos materiales militares.
El estudio de las operaciones anfibias fue indispensable para entender los conceptos y sus fundamentos, las fases de planeamiento, el embarque, el movimiento hacia el objetivo anfibio, el ensayo y asalto; así como los diversos tipos de operaciones anfibias que incluyen el asalto, la retirada, la demostración y la incursión anfibia. Cabe resaltar que hoy se considera como un quinto tipo de operaciones anfibias a las que se planifican y ejecutan de igual forma, y cuyas acciones en el objetivo consisten en operaciones de asistencia humanitaria y alivio en caso de desastres, operaciones en situaciones de crisis u operaciones de paz.

TERCERA  FASE

La tercera fase estaba orientada a las operaciones de patrulla, el paracaidismo básico militar, la artillería de campaña y la ingeniería de combate, entre otras asignaturas complementarias.
El conocimiento de las operaciones de patrulla y las técnicas de patrullajefue fundamental en nuestra formación. La asignatura se llevaba en forma teórica y práctica, inicialmente en la Base de Infantería de Marina y en los campos de entrenamiento colindantes a ella, que en ese tiempo aún no estaban poblados, y posteriormente en la Base Naval de Nanay. Esta fase de selva empezaba con una carrera de motivación con armamento y equipo, desde la Estación Naval Capitán de Corbeta Manuel Clavero hasta el embarcadero, para tomar la lancha a la Base Naval de Nanay. La primera semana estaba orientada a la teoría y práctica de las diversas técnicas aprendidas, incluyendo un patrullaje de corto alcance; y en la segunda semana se desarrollaba un patrullaje de largo alcance, en el que se ponía en práctica todo lo aprendido.
El curso de patrullaje nos brindó el conocimiento y las técnicas necesarias para liderar subunidades de combate en diversas situaciones y ponernos al mando de las patrullas de combate de los Batallones Ligeros de Infantería de Marina que integramos posteriormente.
Realizamos el curso de paracaidismo básico militar en la Escuela de Paracaidistas del Ejército. Luego de tres semanas de instrucción básica en tierra, que incluyeron las técnicas de aterrizaje desde podios, aterrizaje del galpón de balanceo, sustentación, ventilación y salto desde la torre, completamos la instrucción recibida con cinco saltos desde aeronave. Tras ello nos logramos graduar y recibir la insignia de paracaidista y el diploma correspondiente. Este curso nos permitió adquirir una capacidad adicional a la de Infante de Marina, la de paracaidista, con lo cual nos calificamos doblemente como líderes de combate de tropas de asalto. Los cursos de artillería de campaña e ingeniería de combate realizados en las respectivas Escuelas de Artillería e Ingeniería del Ejército del Perú nos permitieron conocer los fundamentos de estas armas y entender la importancia de contar con unidades de apoyo de combate en la Fuerza de Infantería de Marina, lo cual se materializó años más tarde.
En julio de 1993 concluimos el curso de Calificación en Infantería de Marina y recibimos la respectiva insignia con los fusiles terciados y el diploma, en una solemne ceremonia realizada frente a la cripta del Almirante Miguel Grau en la Escuela Naval del Perú. Posteriormente, se realizó una ceremonia de reconocimiento a cargo del Comandante de la Fuerza de Infantería de Marina en la explanada principal de la Base Naval de Ancón. 

CONCLUSIONES

La instrucción y el entrenamiento brindados por la Escuela de Infantería de Marina reforzaron la formación integral recibida durante cinco años en la Escuela Naval del Perú. La particularidad de la formación como oficial Infante de Marina radica en que se prioriza permanentemente la formación como “combatiente”, antes que cualquier conocimiento teórico o técnica en particular.
El entrenamiento recibido en la Escuela de Infantería de Marina capacita a los oficiales alumnos para integrar las Unidades de Infantería de Marina, las cuales son en esencia tropas de asalto, al igual que los paracaidistas y los “rangers”4. Por ello, el Infante de Marina está calificado y entrenado doblemente, debido a que ser paracaidista es requisito indispensable para calificarse como infante de Marina.
En consecuencia, denominar a las fuerzas de Infantería de Marina como fuerzas “regulares” o “convencionales” es un error, debido a que para integrar sus filas se requiere un entrenamiento especial que dura un año para oficiales, tres años para alumnos básicos y tres meses para personal de marinería, el cual brinda instrucción destinada al desempeño como auxiliar infante de marina. Adicionalmente, las fuerzas de Infantería de Marina no se emplean como fuerzas “regulares” o “convencionales” en el Perú ni en otras partes del mundo.
La formación recibida en la Escuela de Infantería de Marina permite a los oficiales que se califican como Infantes de Marina desempeñarse eficientemente en zonas declaradas en estado de emergencia, donde se planifican y ejecutan operaciones contra el terrorismo y acciones militares contra otras amenazas.
La calificación para oficiales en Infantería de Marina, hoy denominada segunda especialidad profesional, se caracteriza por el énfasis en la rigurosa formación de líderes de combate. Por esta razón, los estándares de exigencia disciplinaria, física, moral, psicológica y de liderazgo son muy altos. 

EL REENCUENTRO

El 21 de diciembre de 2019, luego de 26 años de habernos calificado como Infantes de Marina, los integrantes de la Escuela de Calificación para Oficiales en Infantería de Marina de 1993 “ECOIM 93”5 volvimos a reunirnos en la Base Naval de Ancón, para recordar las experiencias vividas y dejar una placa recordatoria en la Escuela de Infantería de Marina, como muestra de gratitud por la formación recibida y por los 25 años de egreso que se cumplieron en 2018.

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